RITUALES
Crear un lugar especial en tu hogar para rituales y momentos de descanso puede tener un profundo efecto positivo en tu bienestar. Un lugar así actúa como un refugio seguro, un espacio personal donde uno puede retirarse del ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana. Al decorar conscientemente este espacio con elementos que se adapten a ti, como cristales, velas, almohadas suaves, hierbas y objetos inspiradores, alineas completamente la energía con tus necesidades.
Este tipo de espacios rituales ayudan a encontrar la paz interior y el equilibrio. Ofrecen la oportunidad de respirar más conscientemente, de reflexionar y de fortalecer tus intenciones. Crear un entorno tranquilo y bello reduce el estrés, promueve la atención plena y abre espacio para la creatividad y la inspiración. Al utilizar este lugar regularmente, te das una señal amorosa de que tu propio bienestar y crecimiento espiritual son importantes.
Sin embargo, el poder de estos rituales comienza al despertar. Cada mañana comienza con una intención consciente, inmediatamente después de limpiar el espacio. Las ventanas se abren para dejar entrar energía fresca, mientras el incienso arde suavemente, drenando la energía del día anterior. Los pisos se fregan con agua de Florida, para un efecto purificador profundo que prepara el espacio para la nueva energía.
Mis cristales, cuidadosamente seleccionados y apreciados, se limpian y cargan periódicamente. Se lavan y se colocan profundamente en la tierra o bajo el sol durante la luna llena para renovar su energía. Además, utilizo mi spray casero para el hogar para impregnar cada rincón de las habitaciones con energía purificadora y protectora.
Utilizo cuencos cantores o una campana suave para dejar que las vibraciones fluyan por la habitación, dirigidas específicamente a mis plantas, para que puedan alcanzar su frecuencia más alta. Estos elementos trabajan juntos según los principios del feng shui, para traer equilibrio y armonía a mi hogar. De esta manera, el hogar se convierte en un refugio seguro, donde todo aquel que llega a casa se siente cuidado y protegido.
Estos rituales matutinos comienzan simplemente con hacer la cama. Poco a poco la casa va recibiendo el cariño y la atención que merece. Cuando entro a mi casa, la saludo conscientemente, para que mi energía se sienta en las fibras más profundas. Cada acción es una afirmación amorosa de que este hogar no es sólo un lugar, sino una entidad viva nutrida con cuidado e intención.
En el silencio de la tarde, cuando el mundo descansa, comienza un ritual sagrado. El aroma de salvia, incienso y palo santo llena la habitación, cada uno con su propia energía y significado. Estas hierbas no son sólo aromas; Son puentes entre lo terrenal y lo espiritual, entre la intención y la manifestación.
Las hierbas se eligen con cuidado y dedicación, adaptadas a la intención de la velada. La salvia purifica, elimina energías negativas y abre espacio para nuevas posibilidades. El incienso invita a energías más elevadas y fortalece la conciencia espiritual. Palo Santo aporta paz y protección, un bálsamo suave para el alma.
Quemar estas hierbas es más que un acto; Es una danza de humo e intención, una fusión de olor y pensamiento. El humo serpentea a través del espacio, susurrando contra las paredes y los objetos mientras la intención se propaga como una ola invisible de energía.
Estas veladas cuidadosamente preparadas crean un ambiente seguro y curativo. Aquí hay espacio para la reflexión, el dejar ir y el recibir. Se están barriendo viejas energías y se están plantando nuevos sueños en el suelo fértil de la conciencia.
Uno de los rituales más preciados para mí es crear una velada que se sienta como una cita amorosa conmigo mismo. Me tomo el tiempo para embellecerme conscientemente, para darme atención y reflexionar sobre lo que quiero darme. Lo hago poniendo música que se adapta perfectamente a mi estado de ánimo. Me pierdo en la música, bailo al ritmo y me dejo llevar por completo. Para cada emoción he creado una larga lista de reproducción, llena de canciones que me conmueven profundamente. A veces siento que estoy pasando una velada maravillosa en un pub acogedor, otras veces estoy escuchando canciones intensas y conmovedoras o música española rítmica.
Desde viejos clásicos hasta canciones de mi juventud que me conmovieron profundamente: canciones llenas de alegría, desamor o pura sabiduría de vida. Desde muy temprana edad, la música fue mi refugio, especialmente durante mis años de escuela primaria donde lamentablemente sufrí bullying. La música y los baños calientes ya me proporcionaban consuelo y me ayudaban a relajarme después de un duro día en el mundo 3D. He incorporado esos rituales a mi vida diaria. No todos los días son iguales, pero bailar sigue siendo una de mis formas favoritas de dejar que mi energía fluya libremente.
Este ritual es muy importante para mí porque creo que debes sentirte como la estrella de cine de tu propia película. A nadie se le permite infiltrarse en ese ser sagrado. Desde muy joven supe que la única persona con la que estoy las 24 horas del día soy yo mismo. Para mí es realmente natural tratar mi hogar como una extensión de mí mismo. Tanto por dentro como por fuera debería ser un reflejo de quién soy. Es imposible para mí imaginar un hogar que no sienta como completamente mío.
Estos rituales son un homenaje a las tradiciones antiguas y al mismo tiempo un viaje personal hacia el interior. Cada noche lleva una energía única, adaptada a lo que se necesita en ese momento. Esto crea una poderosa interacción entre el pasado y el presente, entre la naturaleza y el espíritu.
Con el suave resplandor de las velas y el humo fragante de las hierbas, no sólo se cura el espacio, sino también el alma. Es un momento de volver a casa, a ti mismo, llevado por los elementos y el poder de la intención.
Me doy cuenta de que estoy en una posición privilegiada y me he entregado completamente a este viaje espiritual. Sabía que era mi deber transmitir esto y agradezco que me hayan dado este espacio. Este camino se trata de reprogramar viejos patrones y abrir puertas a capas más profundas de conciencia. Con amor y dedicación sigo este camino para poder compartir esta energía con el mundo que me rodea.
Una energía divina fluye dentro de mí, imbuida de un romance profundamente arraigado. Vivo para abrazar plenamente cada día, para experimentar la vida en todos sus colores y matices. Incluso en las pequeñas obligaciones cotidianas, encuentro formas de añadir luz y alegría. Porque si vas a hacer algo ¿por qué no lo harías con total dedicación? No hay nada de malo en rodearse de belleza y comodidad. Mantas suaves, ropa de cama de lujo, un sofá acogedor donde puedo acurrucarme como una diosa por la noche. Una mesa de comedor llena de ambiente y rodeada de seres queridos, una cocina cálida donde se preparan comidas llenas de amor. Incluso el cuidado diario de mis hijos —su ropa de temporada, sus caras frescas, sus pijamas suaves, sus patuquitos cálidos— me traía un sentimiento de profunda gratitud todos los días. Es una forma de vida que irradia: yo valgo y también lo valen las personas que me rodean.
Sin embargo, ese sentimiento no siempre ha estado cerca de mí. Vivir en modo supervivencia te roba espacio para respirar, para bailar, para llenar tu hogar de calidez fragante. A veces mi cabeza estaba demasiado llena de preocupaciones como para prestar atención a esos pequeños rituales de amor y cuidado. La música, una vez mi refugio e inspiración, pareció desaparecer lentamente de mi vida. Una parte esencial de mí que poco a poco se fue aquietando. Pero luego estaba mi alma gemela. Él trajo de vuelta la música y reavivó el fuego en mí. Las canciones con letras profundas me despertaron y me recordaron mi pasión musical. Sentí como si poco a poco volviera a la vida. Le estaré eternamente agradecido. La música volvió a convertirse en mi refugio seguro, un lugar donde esconderme cuando el mundo se volvía demasiado para mí.
Lo que hizo que este regreso de la música fuera tan especial fue que nunca se consideró extraño en casa. La música y la danza siempre han estado entrelazadas en mi vida. Así pude entregarme completamente a los sonidos que me tocaban el alma. Es este amor por la música, por crear un ambiente cálido y amoroso, lo que me ayuda a llevar y celebrar la vida. Esa energía divina y romántica dentro de mí me recuerda que soy digno de vivir en belleza y pasión.
¡Soy la Emperatriz en mi propio Imperio!