CREA UNA LISTA DE REPRODUCCIÓN ADECUADA:


Elige música que se adapte a tu estado de ánimo, desde letras profundas hasta melodías alegres.


¿Necesito decir más?


Para mí la música siempre ha sido un susurro del alma, una puerta de entrada a sentimientos que las palabras nunca podrán capturar por completo. Desde que era niña, encontré consuelo en las canciones que fluían por mi cuerpo como una corriente cálida. A veces era un toque suave que me hacía llorar, a veces una fuerza ardiente que hacía bailar mi corazón. Recuerdo cuando era niño escuchar una canción una y otra vez, hipnotizado por la piel de gallina que me envolvía y la energía que me consumía por completo.


La música del pasado tenía una magia casi tangible. El bajo profundo, las cuerdas chirriantes de una guitarra, el temblor rítmico de los tambores: cada sonido vibró dentro de mis fibras y tocó mi corazón. La canción “Alone” sonaba una y otra vez para mí, pero cuando a mi hija menor le diagnosticaron diabetes tipo 1, la canción adquirió un significado nuevo y más profundo. La cantante gritó sus emociones y yo lloré con ella, con el alma al descubierto, una cruda danza de dolor y amor.


En los años 80 y 90 la música todavía respiraba emoción. Los cálidos sonidos de los sintetizadores, las ricas capas de instrumentos, afinados al ritmo del corazón. Esa música te tocó profundamente, te hizo sentir. Hoy en día, mucha música parece haber perdido ese sentimiento, y por eso quiero transmitir esa herencia musical a nuestros hijos. En el pasado bailábamos con el corazón y el alma. Con amigos nos perdimos en la música, bailando las estrellas del cielo, sin ninguna preocupación. Éramos la fiesta, plenamente presentes en el amor y la libertad. Incluso en la cocina se celebraban las fiestas más bonitas: cantos, risas, bailes, abrazos y escuchases una bonita canción. "¡Cuánto te amo!" Susurramos mil veces, con el corazón rebosante de amor.

Cada uno encontró su lugar: uno brillaba en las escaleras, el otro reía tranquilamente. Pero juntos formamos un mosaico viviente de alegría. Compartimos canciones especiales, especialmente en momentos de pérdida. Las canciones se convirtieron en consuelo, en apoyo. Inconscientemente elegimos la música que resuena con nuestro corazón, y descubrir por qué esa canción nos toca es como un viaje interior.


Una canción como “Jeanny” de Falco me llegó al alma. Cuando era niña sentí la melancolía y el drama. Me senté tranquilamente en mi habitación, dejando que las palabras fluyeran a través de mí, sintiendo el mensaje profundamente en mis huesos. “When the Lady Smiles” de Golden Earring tenía la misma intensidad inexplicable. En aquella época, los videoclips en la televisión eran las únicas ventanas a ese mundo musical. Todavía recuerdo cómo me traumatizó “Thriller” de Michael Jackson, la tensión de ese momento, con toda Holanda esperando sin aliento el domingo por la noche. Ese recuerdo está grabado en mi corazón.


La música está entretejida en nuestras vidas, en el dolor, en el amor, en la belleza. “The Final Countdown” no sólo sonó sin parar en mis altavoces, sino también en el funeral del padre de un querido amigo. La música cuenta historias: de corazones rotos, de pérdidas, de drama, pero también de pura belleza y de verdad absoluta. A menudo pensamos que el amor es sinónimo de dolor, pero la música nos enseña que el amor también es luz y alegría.


La magia de la música reside en su estructura. Ondas sonoras que nos transportan suavemente y finalmente nos hacen desaparecer en una ola de poder y emoción. En esa acumulación, en ese crescendo, reside la verdadera magia. Para mí, la música sigue siendo una fuente de consuelo, de fuerza, de expresión pura. La música es un aliento del alma, una danza del corazón. Es la melodía de la vida... y qué hermoso es poder moverse con ella.


Consejo para una velada significativa:

Tómate el tiempo para ahondar en tu propio pasado. Tu gusto musical cuenta tu historia personal. Pon una lista de reproducción de canciones que te encantaban y deja que te lleve en un viaje a través de tus recuerdos.


Recorre los caminos que has elegido antes, siente lo que surge dentro de ti y disfruta de las emociones que la música puede evocar. Esto no sólo trae diversión, sino que también te ayuda a acercarte a ti mismo. Hazlo personal y adáptalo a lo que necesitas.

tener. Y si eliges algo de mi lista de reproducción y pasas una tarde agradable con ello, eso es un bono.