FIN DE LA TARDE
Es una tarde fresca y el aire es puro. Sales afuera, la oscuridad te envuelve suavemente y sobre ti brillan las estrellas. El vapor caliente que sale del jacuzzi se arremolina y te invita a entrar. No es sólo un momento de relajación, sino un ritual natural para liberar tensiones y purificar tu energía.
Toma un recipiente de madera y mezcla una cucharada generosa de sal marina celta con sal de magnesio. Lo rocías lentamente en el agua tibia del jacuzzi. La sal comienza a disolverse inmediatamente, enriqueciendo el agua con minerales que ayudan a desintoxicar el cuerpo y calmar la mente.
Luego añade unas cucharadas de bicarbonato de sodio. Esto crea un equilibrio suave en el agua y favorece la limpieza natural de la piel. Notas cómo el agua adquiere una textura más suave, casi sedosa.
En tu mano sostienes un manojo de lavanda seca. Machacas ligeramente las flores para liberar el aroma y las espolvoreas sobre la superficie del agua. El aroma de lavanda se mezcla con el vapor, llenando el aire fresco de la tarde con un aroma terroso y relajante.
Te sumerges lentamente en el jacuzzi. El agua tibia te envuelve completamente y proporciona una relajación inmediata. Mientras respiras profundamente, siente los minerales y las hierbas haciendo su trabajo. Tus músculos se suavizan, tu respiración se hace más lenta y tu cabeza se vuelve más ligera.
El aire frío del exterior en tu cara contrasta con la calidez del agua, ayudándote a estar plenamente en el momento. Sobre ti las estrellas titilan y quizás oigas el suave susurro del viento entre los árboles. Todo se siente puro, natural y equilibrado.
No tienes que hacer nada Sin rituales, sin palabras. Sólo estar allí. El agua, la sal, la lavanda: ellos hacen el trabajo. La naturaleza te apoya sin que tengas que hacer ningún esfuerzo.
Después de un tiempo, vas subiendo poco a poco. El aire fresco acaricia tu piel mientras el agua tibia se desliza. Te sientes más ligero, más libre, como si te hubieran limpiado no sólo físicamente sino también energéticamente.
Éste es el poder de un ritual sencillo y natural al aire libre. El jacuzzi se convierte en algo más que una mera relajación: es un momento de recuperación, conectado con los elementos que te rodean. Por supuesto, un baño será suficiente, al igual que una agradable ducha, todo es cuestión de intención.